viernes, 5 de abril de 2019

- Santo niño vidente de Fátima: Francisco Marto


Un 4 de abril murió San Francisco Marto, pastorcito vidente de Fátima
El Obispo de Leiria-Fátima, Cardenal Antonio Marto, presidió una Misa por los 100 de la muerte de San Francisco Marto, uno de los pastorcitos videntes de la Virgen de Fátima.
“Ayúdanos a ser cristianos más fieles al Evangelio y a Jesús, ayúdanos a descubrir el encanto de la belleza de Dios, a unirnos cada vez más a Jesús en la Eucaristía y a ser sus colaboradores para reparar los pecados del mundo y de la Iglesia”, dijo el Cardenal en la homilía de la Misa que presidió este jueves 4 de abril en el Santuario de Fátima.
Así como en otros tiempos el Señor pidió a San Francisco de Asís que “vaya a reparar mi Iglesia”, ahora “nosotros invocamos a San Francisco Marto en esta hora de dolor de la Iglesia”. San Francisco Marto, dijo el Obispo de Leiria-Fátima, “fue introducido en el misterio de Dios por Nuestra Señora de Fátima, que llena de luz, lo hizo saborear y gustar del mismo Dios como lo más bello de su vida y de su existencia humana” lo que “despertó en él un impulso misionero para irradiar y contagiar a los demás”.
Tras señalar que del santo vidente se puede aprender el amor a la Eucaristía, el Cardenal Marto pidió a San Francisco Marto que “nos recuerda la actualidad de la misión reparadora para curar las heridas del mundo y la humanidad, lacerada por tantas formas de violencia y reparar también a la Iglesia del Señor, hoy tan golpeada por la corrupción y los escándalos”.“Es necesario reparar los estragos para reconstruir” confiados en que “en las horas más oscuras de la historia, por las cuales la Iglesia ya pasó, el Señor nunca nos abandonó”, resaltó el cardenal portugués.
El Cardenal lamentó luego la indiferencia que existe actualmente ante Dios y cuestionó sobre la forma en que “nosotros mismos vivimos nuestra relación con Él. Es el asunto más serio de la misión evangelizadora de la Iglesia y de los cristianos: llevar el corazón de Dios a los otros, viviendo con afectos y acciones concretas”.
Para concluir, el Obispo indicó que recordar a San Francisco Marto “no se trata solo de celebrar una fecha, el día en que partió al cielo, sino de agradecer una vida que nos deja un legado por el cual estamos agradecidos. Yo particularmente porque me ayudó mucho a descubrir la belleza y el amor de Dios, y a unirme con más cariño y empeño a la misión”.
De los tres niños videntes, San Francisco Marto era el contemplativo y fue tal vez el que más se distinguió en su amor reparador a Jesús en la Eucaristía.
Después de la comunión recibida de manos del Ángel, decía: "Yo sentía que Dios estaba en mi pero no sabía cómo era". En su vida se resalta la verdadera y apropiada devoción católica a los ángeles, a los santos y a María Santísima.
Francisco quería ante todo consolar a Dios, tan ofendido por los pecados de la humanidad. Durante las apariciones, era esto lo que impresionó al joven.
Una vez Lucia le preguntó, "Francisco, ¿qué prefieres más, consolar al Señor o convertir a los pecadores?" Y él respondió: "Yo prefiero consolar al Señor. ¿No viste que triste estaba Nuestra Señora cuando nos dijo que los hombres no deben ofender más al Señor, que está ya tan ofendido? A mí me gustaría consolar al Señor y después, convertir a los pecadores para que ellos no ofendan más al Señor".
Luego dijo: “Pronto estaré en el cielo. Y cuando llegue, voy a consolar mucho a Nuestro Señor y a Nuestra Señora”. En la víspera de su muerte se confesó y comulgó con los más santos sentimientos. Después de 5 meses de continuo sufrimiento, el 4 de abril de 1919, primer viernes, murió santamente Francisco Marto, el consolador de Jesús.

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