sábado, 26 de marzo de 2022

- La Consagración a María en Quito, Ecuador

 
         La Imagen del Corazón Inmaculado de María con las banderas de Rusia y Ucraina unidas
Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María en la Catedral de Quito, Ecuador, pidiendo por la Paz en Rusia y Ucraina.

La tarde del dia 25 de marzo 2022, Fiesta de la Anunciación, ha tenido lugar el Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María en la Catedral de Quito, pidiendo por el fin de la guerra entre Rusia y Ucraina, siguiendo el pedido de la Virgen María que en Fátima dijo: “Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados”, tal y como anunció Nuestra Señora a los pastorcitos en las apariciones de Fátima el 13 de julio de 1917, según declaró una de las videntes, Lucia. “Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”.

.             El Arzobispo de Quito saluda al Presidente de la República y a su esposa

En la catedral de Quito el solemne acto de Consagración fue presidido por el Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador Alfredo José Espinoza, junto con el Nuncio del Papa en Ecuador, arzobispo Andrés Carrascosa, y el Obispo Auxiliar de Quito Danilo Echeverria.

 Los Obispos presentes esperaron en la puerta de la Catedral la llegada del Presidente, Vicepresidente y ministros del Gobierno Nacional del Ecuador, a quienes saludaron e invitaron a entrar y tomar asiento en lugares de preferencia.

El arzobispo de Quito, acompañado del Nuncio del Papa y del Obispo auxiliar, saluda cordialmente al Presidente de Rapública de Ecuador a su llegada a la Catedral Primada del Ecuador
Estuvieron presentes en el acto el Presidente de la República del Ecuador, Excelentisimo señor Guillermo Lasso acompañado de su esposa, el Vicepresidente de la República, el Canciller y otros ministros del Gobierno nacional. También estuvieron presentes, el Cuerpo Diplomático acreditado en Ecuador y los embajadores, especialmente presentes el Embajador de Rusia y el de Ucraina.
     El Presidente de la República y su esposa, en la Catedral de Quito, a la izquierda el Vicepresidente

Junto con los tres Obispos principales, concelebramos un amplio grupo de sacerdotes, el Rector del Seminario y todos los seminaristas del Seminario Mayor Diocesano de San José de Quito.

Se acompaña aquí el video de la Solemne celebración mariana realizada en la Catedral de Quito.: https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=3250069028556242

El Papa Francisco ha invitado a todos los obispos, y fieles a unirse, y se han ido publicando en muchos países la adhesión de las conferencias episcopales e incluso recientemente la del Papa Emérito Benedicto XVIEl Santo Padre subrayó que esta consagración “quiere ser un gesto de la Iglesia universal, que en este momento dramático lleva a Dios, por mediación de la Madre suya y nuestra, el grito de dolor de cuantos sufren e imploran el fin de la violencia, y confía el futuro de la humanidad a la Reina de la paz”. 

              La Imagen de la Virgen de Fátima en su Capilla de la Aparición en Fátima (Portugal)

El Papa pidió también que se unan a este acto de consagración “los sacerdotes, religiosos y demás fieles”, rezando “en los lugares sagrados, para que el Pueblo santo de Dios eleve la súplica a su Madre de manera unánime y apremiante”.

               Imagen de la Virgen María de Fátima en la procesión, rodeada de miles de fieles

El repliegue ruso, el mismo dia 25 de marzo 2022

En la video transmisión de esta jornada de Consagración de Rusia y Ucraina al Corazón Inmaculado de Maria, el presentador me hizo una pregunta que más o menos giraba a si todo esto serviría para algo. 

Y cuando yo llego a la oficina de ZENIT en Roma, me encuentro con una noticia: Rusia decidió la tarde de este 25 de marzo replegarse en la zona oriental de Ucrania, concretamente en el Donbás tras “haber finalizado con éxito la primera fase de su operación”. 

O en otras palabras: al menos por alcance, es el inicio de una desescalada, pues esto supone el repliegue. Todo parece indicar que mientras nosotros estábamos atentos a lo que pasaba en la basílica (y en Fátima), María estaba haciendo su trabajo en otras latitudes de la geografía interior de los responsables de esta guerra.

                                Imagen del Corazón Inmaculado de María, en Fátima (Portugal)

De la oración de Consagración al Inmaculado Corazón de María:

Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti.

El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.

Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania.

Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El «sí» que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará.

A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.

Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios.

Tú que eres «fuente viva de esperanza», disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén.



martes, 22 de marzo de 2022

- Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María

 El pasado 2 de marzo, miércoles de ceniza, con la invasión de Ucrania iniciada, los obispos católicos de rito latino de Ucrania pidieron al Papa que consagre Rusia y su país al Inmaculado Corazón de María «como lo pidió la Santísima Virgen en Fátima». Esto dijo la Virgen en Fátima: Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados”, anunció Nuestra Señora a los pastorcitos en las apariciones de Fátima el 13 de julio de 1917, según declaró una de las videntes, Lucia. “Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”.

 Ya se anunció que el Santo Padre lo haría en la jornada penitencial que se desarrollará el día 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor. El Papa Francisco ha invitado a todos los obispos, y fieles a unirse, y se han ido publicando en muchos países la adhesión de las conferencias episcopales e incluso recientemente la del Papa Emérito Benedicto XVIEl Santo Padre subrayó que esta consagración “quiere ser un gesto de la Iglesia universal, que en este momento dramático lleva a Dios, por mediación de la Madre suya y nuestra, el grito de dolor de cuantos sufren e imploran el fin de la violencia, y confía el futuro de la humanidad a la Reina de la paz”. El Papa pidió también que se unan a este acto de consagración “los sacerdotes, religiosos y demás fieles”, rezando “en los lugares sagrados, para que el Pueblo santo de Dios eleve la súplica a su Madre de manera unánime y apremiante”.

Texto de la Consagración al Inmaculado Corazón de María:

Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.

Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes.

Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común.

Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos, Señor.

En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura.

Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión.

En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: «¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?». Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.

Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste: «No tienen vino» (Jn 2,3).

Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos urgentemente tu ayuda materna.

Acoge, oh Madre, nuestra súplica.

Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.

Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.

Tú, «tierra del Cielo», vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.

Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.

Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.

Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.

Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.

Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.

Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz.

Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.

Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: «Ahí tienes a tu madre» (v. 27).

Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti.

El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.

Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania.

Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El «sí» que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará.

A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.

Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios.

Tú que eres «fuente viva de esperanza», disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén.