domingo, 16 de octubre de 2022

- Aniversario Aparición de Fátima en 2022

 «Acción de gracias por el 105º aniversario de las apariciones de Fátima y por los 32 años de unidad alemana». Queremos dar gracias especialmente a Dios bueno y misericordioso por dos acontecimientos que marcan la historia del mundo y de la Iglesia: el 105º aniversario de las apariciones de Fátima (I) y el 32º aniversario de la unidad alemana (II). 
I Las apariciones de Fátima
Del 13 de mayo al 13 de octubre de 1917, la Virgen se apareció los días 13 de cada mes a los tres niños pastores de Fátima: Lucia dos Santos, de diez años, Francesco Marto, de nueve, y su hermana Jacinta Marto, de siete. Las apariciones se produjeron durante el tiempo dramático para Europa y el mundo de la Primera Guerra Mundial, que se llama la Gran Guerra. Un número inconcebible de personas fue víctima de ella, unos 16 millones murieron y más de 20 millones resultaron heridos. Para evitar otra guerra mundial, la Santísima Virgen María dijo: «La guerra llegará a su fin. Pero si no dejan de insultar a Dios, bajo el pontificado del Papa Pío XI, comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que castigará al mundo por sus fechorías con la guerra, el hambre, las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para evitarlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la comunión reparadora los primeros sábados de mes. Si se escuchan mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, extenderá sus herejías por el mundo, provocará guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre sufrirá mucho, varias naciones serán destruidas, pero al final mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y al mundo se le dará un tiempo de paz» (Segundo Secreto de Fátima).
Desgraciadamente, las palabras de la Virgen no fueron escuchadas, y el mundo conoció la Segunda Guerra Mundial, aún peor, con una destrucción material inimaginable y con un número de víctimas aún mayor que en la Primera Guerra Mundial: unos 54 millones de muertos, tanto soldados como civiles, y 56 millones de heridos, de los cuales 32 millones eran civiles y 24 millones soldados. Después de unos 70 años de relativa paz en Europa, a excepción de las guerras en la antigua Yugoslavia, desde el 24 de febrero de 2022 estamos viviendo una nueva y cruel guerra provocada por la agresión de la Federación Rusa en Ucrania. Se une a la larga lista de otras guerras y crisis en todo el mundo. La organización ACLED (Armed Conflict Location & Event Data Project) cuenta actualmente con una decena de estas guerras y conflictos en el mundo.
Para rezar por la paz en la tierra del modo mencionado por la Santísima Virgen María en Fátima, el Papa Juan Pablo II consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María el 13 de mayo de 1982 en Fátima y el 25 de marzo de 1984 en el Vaticano. El Santo Padre Francisco también lo hizo en comunión con los obispos de todo el mundo el 25 de marzo de 2022, consagrando a Rusia y Ucrania en particular al Corazón Inmaculado. Apoyemos esta consagración del Papa Francisco con nuestras oraciones, para que la profecía de María se haga realidad y el mundo pueda vivir en paz al menos durante algún tiempo.
II Reunificación de Alemania
Hace unos días, el 3 de octubre de 2022, se conmemoró el 32º aniversario de la reunificación de Alemania. En el acontecimiento gozoso de esta reunificación vemos la reaparición de la promesa de la Santísima Virgen María sobre el triunfo de su Corazón Inmaculado. Esta unificación fue posible gracias a complejas circunstancias políticas, sociales y religiosas. Recordemos las oraciones cristianas, especialmente las de los cristianos protestantes de la RDA, que precedieron a las manifestaciones por la paz y contribuyeron significativamente a la revolución pacífica, que tuvo su símbolo en la caída del Muro de Berlín, pues no sólo dividió a Berlín, sino a Alemania, y aún más a Europa y al mundo.
El derribo del Muro de Berlín simboliza la caída de los sistemas ideológicos comunistas y las estructuras opresivas de los regímenes totalitarios que habían sometido a muchos pueblos de Europa. Junto con la reunificación de Alemania, muchos países de Europa Central y Oriental recuperaron su libertad y alcanzaron la democracia y el Estado de Derecho. Se trata de un proceso continuo para el desarrollo y el bienestar de la persona, la comunidad nacional y las relaciones internacionales. Mientras Alemania se reunía, disolvían las federaciones existentes que a menudo sólo existían por decisiones políticas y por la fuerza militar, como la Unión Soviética, Yugoslavia o Checoslovaquia. Cada nación quería vivir en su propio Estado nacional según la voluntad de la mayoría de la población.

Unámonos también en la oración por el Papa Francisco y nuestros obispos, queridas hermanas y hermanos, y recibamos de buen grado el mensaje de Fátima, que se puede resumir en tres términos: oración, penitencia y conversión.

3 Caminar en el Espíritu

El mensaje de Fátima no es una nueva revelación, sino que subraya puntos esenciales de nuestra fe que ya están presentes en la Sagrada Escritura y en la tradición viva de la Iglesia.

A lo largo de la Biblia, el hombre es llamado a la oración. Por lo tanto, también nosotros debemos orar más y más profundamente según la voluntad del Señor Jesús. La Virgen se muestra a los niños pastores como la Reina del Rosario. Redescubramos, pues, el sentido del Rosario, donde se contemplan los grandes misterios de la salvación, rezamos el Padre Nuestro, que el mismo Señor Jesús nos enseñó (Mt 6,9-13), así como el Ave María, donde se recogen aquellas palabras que el Ángel Gabriel dirigió a María en la Anunciación de que iba a ser la Madre de Jesús (Lc 1,28). Gloria al Padre es el resumen de nuestra alabanza a Dios Padre como fuente de todo don, a Dios Hijo que nos redimió con su sacrificio de vida, a Dios Espíritu Santo que nos ilumina y nos conduce a la plenitud del conocimiento de la verdad sobre Dios y el hombre (Jn 16,13).

El ayuno se describe en muchos lugares de la Biblia. Recordemos las instrucciones del Señor Jesús (Mt 6,16-18). Tradicionalmente, el ayuno consiste en abstenerse de comer para indicar la primacía del espíritu sobre el cuerpo. Sin embargo, hay diferentes formas de ayuno. Quizá el más difícil sea el del ayuno espiritual, al que nos exhorta San Pablo cuando nos exhorta a vencer las obras de la carne: «fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, envidias, egoísmos, divisiones, facciones, envidias, borracheras y comilonas inmoderadas, y cosas semejantes» (Gal 5,19-21). Sólo lo conseguimos con la gracia del Espíritu Santo.

* (Homilía del Nuncio Apostólico en Berlín, Mons. Nicola Eterović, en la Santa Misa de celebración del 105º aniversario de las apariciones de la Virgen María en Fátima y los 32 años de unidad alemana, el pasado 12 de octubre 2022).

viernes, 7 de octubre de 2022

- María, Medianera, Corredentora, depositaria de todas las gracias

 «María es constituida depositaria de todas las gracias del Señor, Medianera entre Dios y los hombres, Corredentora del género humano..."

Mosén Sol

jueves, 19 de mayo de 2022

- María, Madre de Jesús, recibió células fetales de su Hijo

El microquimerismo fetal: La Virgen María y su hijo Jesús:

María Santísima en su embarazo, e incluso después de dar a luz, habría recibido por tanto, a través de su cordón umbilical, algunas células fetales de Jesús, en este caso: ¡divinas células fetales! Y Jesús, a su vez, habría recibido, y por tanto tendría en Sí mismo, también las células de María. Por tanto, el Señor, durante Su Resurrección, trajo consigo las células humanas de María para resucitar también, y de hecho San Pablo dice que: “quien está en Cristo resucita con Él”.

Al mismo tiempo María, con su dormición, trajo consigo lo que tenía en su cuerpo: las células divinas de Jesús. De hecho, entre sus otras prerrogativas, María tiene también la función que Dios le ha encomendado, es decir, la de llevar a Cristo a toda la humanidad.

Dios quiso crear este intercambio, permitió este intercambio, quiso que Él se hiciera hombre, “mezclándose” con nosotros las criaturas en todo, menos en el pecado. Cristo se encarnó en María, la única criatura, la Inmaculada Concepción, y ella se convirtió en Madre de toda la humanidad.

Resumen del artículo que sigue: Tenemos un interesante artículo sobre el fenómeno que se llama microquimerismo fetal que explica la particular «armonía» que se establece entre la madre y su hijo, incluso si un embarazo no llega a término, o si tiene un aborto espontáneo, estas células siguen migrando por el torrente sanguíneo. Si el corazón de una madre sufre una lesión, las células fetales se apresurarán al sitio de la lesión y se transformarán en diferentes tipos de células que se especializan en la reparación del corazón. El niño ayuda a reparar a la madre, mientras que la madre construye al niño, es la razón por la cual algunas enfermedades desaparecen durante el embarazo. La presencia de células masculinas en algunas mujeres son una «herencia» de sus hijos, que han dejado esta «marca».

Se podría decir que María Santísima en su embarazo, e incluso después de dar a luz, habría recibido algunas células fetales de Jesús a través de su cordón umbilical, en este caso, divinas células fetales, Y Jesús, a su vez, habría recibido, y tendría en Sí mismo, las células de María. Va a resultar que lo de la María en la corredención tiene incluso una base física…

A menudo escuchamos a las madres decir que aunque hayan dado a luz durante mucho tiempo, su hijo es como si fuera siempre y para siempre "parte de ellas".

Veamos ahora que tal vez esta intuición materna tenga algo verdaderamente científico. De hecho, durante la gestación un pequeño número de células fetales atraviesan la placenta para entrar en el torrente sanguíneo de la madre y anidar en los tejidos de los órganos de la madre, una verdadera huella del niño en la madre. Este fenómeno se llama microquimerismo fetal, se conoce desde hace tiempo, pero veamos ahora algunos aspectos:

Tras el embarazo, el sistema inmunitario de la madre se deshace de las células fetales que quedan en la sangre, pero las ya integradas en los tejidos maternos, como pluripotentes, que son capaces de transformarse en cualquier tipo de célula, pasan “desapercibidas”, escapando así a la depuración.

En efecto, en los embarazos gemelares se ha visto que el fenómeno es aún más acentuado, porque el intercambio de microquimios es más complejo, al haber más elementos.

Las microquimeras fetales suelen acechar en la glándula tiroides, donde se regula el metabolismo, y en el cerebro, y precisamente desde aquí podríamos explicar ese tipo particular de "armonía" que se establece entre la madre y su hijo. También se encuentran en la glándula pituitaria, una glándula utilizada para la producción de leche por parte de la glándula mamaria. Luego las microquimeras fetales podrían jugar un papel en la lactancia, indicando al cuerpo de la madre cuándo y cómo producir leche. Incluso si un embarazo no llega a término, o si tiene un aborto espontáneo, estas células aún migran al torrente sanguíneo.

Las investigaciones han demostrado que si el corazón de una madre sufre una lesión, las células fetales se apresurarán al sitio de la lesión y se transformarán en diferentes tipos de células que se especializan en la reparación del corazón. El niño ayuda a reparar a la madre, mientras que la madre construye al niño. ¡Maravilloso!

Esta es a menudo la razón por la cual algunas enfermedades desaparecen durante el embarazo. Es sorprendente cómo el cuerpo de la madre protege al bebé a toda costa, y el bebé protege y reconstruye a la madre a cambio, para que pueda desarrollarse de manera segura y sobrevivir. Pensemos en los antojos de embarazo por un momento. ¿Qué necesitaba la madre para que el niño la hiciera desear?

¿Cómo surgió todo esto?

Los investigadores encontraron, durante las autopsias, la presencia de células masculinas en algunas mujeres, excepto en mujeres que habían tenido trasplantes y transfusiones, y se comprobó que eran "herencia" de sus hijos, que habían dejado esta "marca".

Más tarde se descubrió que durante muchos años, e incluso durante toda la vida, las mujeres portaban estas células en el cuerpo: en una mujer que murió a los 94 años se constató que las células masculinas de su hijo aún estaban presentes!

También hay que decir que en este intercambio, que se produce a través del cordón umbilical, también se da el paso de células de madre a hijo (microquimerismo materno).

Este descubrimiento explica cómo el intercambio emocional físico entre madre e hijo tiene una base científica, y ahora lo demuestra.

También es fascinante el hecho de que la madre no rechaza, con su sistema inmunológico, y no destruye las células del niño insertadas en su cuerpo.

Si eres madre sabes cómo puedes sentir instintivamente a tu hijo, incluso cuando no está.

Bueno, ahora hay pruebas científicas de que las madres llevan a su bebé en su cuerpo durante años y años después de dar a luz.

Permítanme ahora hacer mi propia reflexión sobre esto, disculpándome si es demasiado arriesgado.

*Podría decirse que María Santísima en su embarazo, e incluso después de dar a luz, habría recibido por tanto, a través de su cordón umbilical, algunas células fetales de Jesús, en este caso: ¡divinas células fetales! Y Jesús, a su vez, habría recibido, y por tanto tendría en Sí mismo, también las células de María. Por tanto, el Señor, durante Su Resurrección, trajo consigo las células humanas de María para resucitar también, y de hecho San Pablo dice que: quien está en Cristo resucita con Él.

Al mismo tiempo María, con su dormición, trajo consigo lo que tenía en su cuerpo: las células divinas de Jesús. De hecho, entre sus otras prerrogativas, María tiene también la función que Dios le ha encomendado, es decir, la de llevar a Cristo a toda la humanidad.

Dios quiso crear este intercambio, permitió este intercambio, quiso que Él se hiciera hombre, “mezclándose” con nosotros las criaturas en todo, menos en el pecado.

Cristo se encarnó en María, la única criatura, la Inmaculada Concepción, y ella se convirtió en Madre de toda la humanidad.

Por lo tanto, la madre no es simplemente un “envoltorio” para el hijo, pues, a partir de la concepción, se establece entre ellos una relación de intercambio profundo, psíquico, pero también físico.

Cuando Cristo en la cruz, en el Evangelio de Juan, capítulo 19, versículos 26-27, confía su Madre a este discípulo, y el discípulo a la Madre, Dios hace a todos los hombres "hijos de María", que están representados en Juan.

Así es como esta participación en la vida humana de Cristo impregna así toda su vida vivida en la tierra, pero Dios quiso tanto ser partícipe de los hombres, que hizo que su "huella" permaneciera en María, Madre de todos nosotros, para que considerémonos verdaderamente hijos de María y de la descendencia humana de Cristo.

San Pablo puede, por tanto, decir: “Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicia de los que han muerto. Porque si la muerte vino por causa de un hombre, también la resurrección de los muertos vendrá por causa de un hombre; y como todos mueren en Adán, así todos recibirán la vida en Cristo”.

Así como Adán propagó las consecuencias del pecado original a toda la humanidad, y no sólo en el espíritu con la lujuria, sino también en el físico con la enfermedad y la muerte, así Cristo dio a todos los hombres la posibilidad de la salvación de las almas con el Bautismo y la Eucaristía, y luego con todos los Sacramentos en el espíritu, pero también con la resurrección de los cuerpos al final del mundo, con su transformación en un verdadero Hombre.

Por tanto, ser hijos de Dios e hijos de María adquiere, tras este descubrimiento, un poco más de nota: en efecto, como decimos en el Ave María: ¡el Señor está contigo, ya que no sólo está espiritualmente, sino también físicamente!

Además, y precisamente a la luz de este artículo, podemos pues contemplar esa belleza del intercambio mutuo: la interpenetración del uno en el otro, y por tanto precisamente ese vínculo que se establece entre madre e hijo, haciéndose así íntimo y único, no sólo durante el período de embarazo, pero también después del parto: ¡el niño vive en la madre y la madre en el niño "para siempre"!

Se podría pensar en madres que han perdido a un hijo, e hijos que han perdido a su madre, ya que, sin darse cuenta, siguen vinculados, y no se han perdido del todo el uno al otro, habiendo quedado como "huella" de ella, también. como en sus corazones, hasta en sus cuerpos! y así su vínculo perdura y supera todo desapego y toda pérdida...

La vida es realmente un milagro y también es un verdadero misterio aún por descubrir. Las leyes de la física y la medicina están ahí, pero aún no las hemos descubierto todas.

Y quizás también, a través de este “descubrimiento”, Dios es como si quisiera recordarnos que: matar al otro es un poco como matarse a uno mismo…

Así como muchos salmos terminan en gloria, también nosotros exclamamos: "Aquí está la obra del Señor: ¡una maravilla a nuestros ojos!"

***Aquí el artículo cientifico sobre el tema: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/bies.201500059).

 


miércoles, 11 de mayo de 2022

- María en Belén y en el Calvario

 En la cueva de Belén, la Virgen María, cuando oía gemir a su hijo, el Niño Jesús, ella se cogía a la madera del pesebre. Ciertamente, en el nacimiento de Jesús en Belén, el niño fue puesto en un pesebre y su madre, cuando lo oía llorar, se cogía a la madera y lo acunaba para tranquilizarlo.

Igualmente, muchos años después, en el Calvario, María también se abrazaba a la cruz cuando oía los gritos agónicos de su hijo a punto de expirar el aliento y deseaba estar con él en esos momentos trascendentales. En la gruta de Belén, María engendró a un hijo. El Hijo eterno del Padre, que existía desde el principio y existirá eternamente, quiso hacerse uno como nosotros. María, la que le llevó al mundo, no podía ser otra que la única pura e inmaculada.

De este modo, en Nochebuena, María dio al mundo a su hijo, el Hijo de Dios. En la cruz, en cambio, cuando Jesús vio que estaba a punto de expirar y de entregar al Padre su último aliento mortal, decidió que era el momento apropiado para dar al mundo una madre, María. Aquí sus palabras, dirigidas al discípulo pero dirigidas también a toda la humanidad: «Aquí tienes a tu madre».

En Belén, María se cuidaba de un niño recién nacido pero que estaba marcado ya con los signos de la pasión. Era un niño fajado, como un muerto; puesto dentro de un pesebre, símbolo del sepulcro en el que sería depositado después de descender de la cruz. Y al recibir la visita de los tres magos, Jesús es obsequiado con mirra, producto utilizado por embalsamar. La cruz estaba plantada ya en el pesebre. En cambio, en el Calvario, María contemplaba cómo Jesús era coronado con la corona de espinas, símbolo de aquella gloria que cantaban los ángeles en su nacimiento. Y sobre él estaba el rótulo que lo proclamaba rey, aquella realeza que le fue otorgada con el oro de los magos que le dieron en la gruta de Belén.

Entre el misterio de la encarnación, el nacimiento de Jesús, y el misterio de la Pascua, el de la muerte y resurrección, hay un camino trazado por el que transita toda la historia de la salvación. Jesús nació para morir en la cruz y resucitar por nosotros y por nuestra salvación. Y en un momento y en el otro María, su madre, está presente. No es sólo un simple testigo silencioso, sino que su misión es ir tejiendo la humanidad de Jesús para que en ella se manifieste el estallido glorioso de su divinidad. De este modo, las palabras de Cristo en la cruz, sus últimas palabras, encuentran su perfecta síntesis en lo que hemos oído en el libro del Apocalipsis: «Entonces, el que se sentaba en el trono, afirmó: “Yo haré que todo sea nuevo”»

María es, pues, aquella que no sólo nos muestra a Cristo, sino que nos muestra quién es Cristo: en su encarnación se manifestó de forma sublime su humanidad, y en su pasión y resurrección se manifestó de manera excelsa su divinidad. Cristo es, pues, el auténtico Dios y el auténtico hombre. Es el único que ha podido superar el abismo que existía entre Dios y la humanidad. Cristo es aquél que nos ha hecho partícipes de la vida divina para que a través de nuestra pobre humanidad seamos conducidos hacia la vida eterna que no tiene fin.

Ya hemos dicho antes que el libro del Apocalipsis nos hablaba de «el que se sentaba en el trono»: ¿quién es el que se sienta en el trono sino Jesús? ¿Y quién es el auténtico trono sino María? María es la Sede de la Sabiduría, en su regazo se sienta aquel que ya estaba presente en el momento de la creación del mundo.

Uno de los nombres que ha hecho más fortuna por llamar a María es el de Trono de la Sabiduría que es Cristo. Este nombre aparece en el siglo XI, y lo encontramos, por ejemplo, en la letanía que se reza con el Rosario.

María es el Trono de la Sabiduría en dos sentidos. Primeramente, porque llevó en su seno al Hijo de Dios, que es la Sabiduría encarnada; y en segundo lugar, porque libremente acogió la Palabra de Dios y la conservó amorosamente, esforzándose en comprender sus misterios que, poco a poco, se manifestaban. Su bienaventuranza, según el mismo Jesús, no consiste en haber dado a luz al Cristo de la Entronización según la carne, sino en haber creído y acogido la Palabra de Dios como ninguna otra persona. Por eso María, Madre de Dios, es llamada Trono de la Sabiduría. Este nombre de María, que como hemos visto está bien fundamentado en la tradición bíblica y teológica de la Iglesia, ha dado lugar, además, a un tipo iconográfico, una forma clásica de representar a María con Jesús niño en su regazo.

La Virgen María también ha ido tejiendo nuestra humanidad para que pudiéramos llegar a Jesucristo. «Aquí tienes a tu madre». Aquí tenemos a nuestra madre. Hagámosle sitio en nuestra vida y en nuestro corazón. Contemplemos a María, la llena de gracia y la que nos muestra el camino de la santidad. Pongámonos delante de ella, que es Madre de la Iglesia, y presentémosle nuestras alegrías y nuestras esperanzas, nuestras angustias y nuestras tristezas. Al igual que cuidó de su hijo en la gruta de Belén y al pie de la cruz, también cuidará de nosotros en todo momento.

viernes, 22 de abril de 2022

- Tras la consagración de Rusia del 2022

Hace casi un mes de la consagración que el Papa Francisco hizo de Rusia (y Ucrania), en directa relación con las revelaciones de Fátima en 1917 y años posteriores. Dichas apariciones vinculan a Rusia con el comunismo y la guerra, y piden como remedio frente a esas amenazas –y para conseguir la paz– la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María «por parte del Papa, en comunión con todos los obispos del mundo».

Con carácter inmediato se deseaba evitar la que sería la Segunda Guerra Mundial, pero la negligencia en atender el pedido del Cielo solo consiguió «acortar la guerra» a partir de 1942, cuando Pío XII efectuó la primera aunque muy limitada consagración. Sería san Juan Pablo II quien en 1984 hiciera la más completa –aunque sin verbalizar a Rusia– provocando la caída del Muro de Berlín y la implosión de la URSS sin violencia alguna, acontecimiento ahora calificado por Putin como «la mayor catástrofe del siglo XX».

Tras esos sucesos y frente a quienes opinaban que el tercer secreto se refería al pasado siglo, Benedicto XVI en su visita a Fátima el 13 mayo de 2010, declaró que «se equivocan quienes creían que la dimensión profética de Fátima ha terminado». La última afirmación de la Virgen es clave para discernir correctamente lo que puede suceder como directa consecuencia de lo efectuado por Francisco el pasado 25 de marzo: «Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará; el Papa me consagrará Rusia –que se convertirá– y le será dado al mundo un tiempo de paz».

Ya comentamos que esa «conversión» de Rusia vinculada a ese Triunfo debe ser el final del cisma entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa, que data de 1054, por lo que conviene seguir con atención lo que sucede actualmente en el campo de la ortodoxia occidental en general y en la rusa en particular. 

   En este ámbito, es muy relevante la conflictividad generada por la situación de Ucrania. Las 15 Iglesias ortodoxas son autocéfalas, considerándose al Patriarca de Constantinopla como un «primum inter pares» –el primero entre iguales–, quien reconoció la auto-cefalia a la Iglesia de Kiev en 2018, que se había desvinculado de su histórica dependencia del patriarcado de Moscú tras la revolución del Maidán cuatro años antes. 

  La actitud del patriarca moscovita Kiryl pidiendo apoyo a los rusos en su actual guerra ha provocado una ola de solidaridad –Antioquía, Alejandría, Rumanía…–, con Constantinopla y Kiev desvinculándose de él; hecho sin precedentes en la reciente historia. Francisco y Kiryl están preparando un encuentro que, de realizarse, sería histórico a estos efectos.

 Jorge Fernández Díaz, La Razón 22 abril 2022

lunes, 11 de abril de 2022

- Los errores de Rusia esparcidos por el mundo

Los Errores de Rusia se esparcieron por el mundo y cómo se empezó su Recristianización 

Aquí hablaremos sobre cómo Rusia esparció sus errores por el mundo, especialmente por occidente, y cómo fue luego el primer país en comenzar su re cristianización, mientras que occidente persistió en perseverar en los errores que había recibido de Rusia.  Occidente se está volviendo anticristiano y Rusia volviendo al cristianismo.

Y Dios reservó a la Iglesia Católica el papel de decisor sobre lo que sería Rusia, porque le dio la fórmula para convertirla en fuente de gracia para el mundo, en lugar de perseguidora.

 Cuando lucifer se rebeló contra Dios, se convirtió en satanás, introdujo el pecado en el corazón de los hombres haciendo pecar a los primeros padres, Adán y Eva.

Y luego a los seres humanos en la Tierra, donde fue el amo y señor, y la divinidad que adoraron gran parte de las primeras civilizaciones humanas.

Pero con la encarnación de Jesucristo comenzó a desarrollarse el reino de los cielos en la Tierra, que los cristianos rezamos en el padrenuestro para que crezca cada vez más.

La prédica del cristianismo fue extendiendo ese reino, al punto que del siglo IV al siglo XVI sucedió lo que llamamos cristiandad, con un crecimiento incesante del cristianismo, ganándole terreno en lucha cuerpo a cuerpo a la influencia demoníaca.

Pero los demonios fueron aprendiendo cómo contrarrestar al cristianismo y a partir del siglo XVIII comenzaron a volver a su influencia anterior.

Primero la Revolución Francesa y el Iluminismo, una declaración de guerra contra Dios.

Luego la Revolución Industrial del siglo XIX, cambió la estructura de la familia, con los hombres dejando el campo para ser operarios en grandes plantas industriales, y las mujeres fueron incorporadas al trabajo, dejando de atender todo el tiempo a sus hijos.

finalmente vino el gran proyecto revolucionario de hace un siglo, con el que la influencia demoníaca se volvió hegemónica de nuevo.

Y sobre el que Nuestra Señora vino a alertar en las apariciones de Fátima.

En el siglo XIX surgió en Alemania Karl Marx, un filósofo masón, con vínculos satánicos como lo exponemos en un video que te recomendamos mirar, que aún siendo protestante parte de su vida, desarrolló una doctrina anti cristiana.

Llamó a la religión el opio de los pueblos, planteó la abolición de la familia e instigó las revoluciones del naciente proletariado industrial contra los capitalistas, para instaurar regímenes dictatoriales supuestamente regidos por los proletarios.

Esta especie de religión atea apocalíptica penetró fuertemente en la intelligentzia occidental, porque Marx la invistió con el rótulo de socialismo científico y su prédica penetró en las universidades a través de la economía.

70 años después de su obra más explosiva, el Manifiesto del Partido Comunista, su revolución se cristalizó en Rusia, curiosamente un país muy cristiano, aunque ortodoxo, y muy mariano.

Pero unos días antes de que sucediera, Nuestra Señora bajó a Fátima a advertir de este mal que se estaba introduciendo en el mundo.

Y allí dijo tres cosas: catalogó al comunismo como una obra maligna, dijo que iba a introducir sus errores por el mundo produciendo sufrimiento, desaparición de naciones y persecución a la iglesia, y nos dio el remedio para que no esparciera esos errores.

Se podía evitar que esparciera sus errores por el mundo, si el Papa consagraba Rusia al Inmaculado Corazón de María juntos con todos los obispos del mundo.

Y si se hacía así, Rusia se convertiría, triunfaría el Inmaculado Corazón de María y se daría al mundo una época de paz.

Sucesivos Papas la trataron de hacer, pero sucedieron tres cosas.

Primero, los papas no lo cumplieron como lo había pedido la Virgen estrictamente, por razones humanas.

Segundo, el Señor se quejó a Sor Lucía diciéndole que al final lo harían pero sería tarde.

Y tercero, todas las consagraciones tuvieron, digamos gracias adicionales, aunque no el premio mayor, terminando guerras, tirando abajo el régimen soviético y comenzando la re cristianización de Rusia.

Pero lo más importante de esto es que fue efectivamente tarde y el comunismo se instaló fuertemente en occidente y en el resto del mundo.

¿Y cómo fue esto?

En primer lugar por la propia URSS.

Extendió su lógica atea a China y todo el sudeste asiático. Produjo regímenes comunistas en África y Latinoamérica.

Estallidos civiles en Europa, un ejemplo claro es la guerra civil española. Y diversos movimientos guerrilleros armados por todo el mundo. 

También penetró en la Iglesia.

El desertor soviético Ion Pacepa afirma que la KGB inyectó la Teología de la Liberación en la Iglesia latinoamericana.

Lo que puede apreciarse por la cantidad de curas que se hicieron guerrilleros y en las declaraciones de personajes como el Padre Miguel D’Escoto, excanciller de Nicaragua, que dijo: «el mensaje de Jesús fue 100% político, antiimperialista y revolucionario», un claro mensaje marxista.

Pero lo más importante y que mucha gente no llega a comprender, es que el marxismo, el comunismo, mutó en una versión occidental, y es la que hoy gobierna occidente desde hace décadas.

Por la década de 1920 el millonario Félix Weil, un conocido personaje de la izquierda fundó el Instituto de Investigación Social en la Universidad de Frankfurt en Alemania.

Y allí se desarrolló lo que se llama la Teoría Crítica.

Los principales de la escuela de Frankfurt fueron Teodoro Adorno, Max Horkheimer y Jurgen Habermas.  Esta corriente se asoció con la metodología de la marcha sobre la cultura occidental, ideada por el fundador del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci. Y ambas corrientes establecerían en occidente lo que se llama el Marxismo Cultural. Para estos marxistas culturales, occidente era una ciudadela de opresión y dominación que había que destruir. concentraron su plan en subvertir las instituciones occidentales, tales como la familia, la religión y la cultura.

Planificaron un modelo de una sociedad multicultural donde los grupos minoritarios y sus intereses tenían un valor moral a priori, mayor que el del resto de los habitantes. 

Mientras que los grupos cohesivos, como la familia, fueron vistos como patológicos y que debían desaparecer.

Promovieron la terminación de la vida antes de nacer, la no heterosexualidad y el divorcio.

Cuando la segunda guerra mundial, debieron exiliarse en EE.UU. y allí se les unió Herbert Marcuse. Y también esta corriente fue nutrida por el psicoanálisis de Wilheim Reich, y por el padre de la revolución sexual Alfred Kinsey.

Con todos estos aportes se produjo el despegue de esta corriente, penetrando fuertemente en las universidades de todo el mundo, donde se formaban las clases dirigentes.

Pero su traslado a toda la sociedad se produjo en la década de 1960.

Su punto culminante fue el mayo de París 1968, que resultó ser la síntesis de los enemigos de la moral cristiana.

Occidente fue recorrido por una ola de disconformidad con las normas morales occidentales producida por rebeliones estudiantiles.

Todo lo anterior era decadente y había que destruirlo expresado en frases como «prohibido prohibir» o «corre, el mundo viejo está detrás de ti» o «toma tus deseos por realidad». Pregonaban un nuevo orden basado en el rechazo de todas las formas de autoridad, en el amor libre sin culpas, en la deconstrucción de la familia y de la sexualidad natural, y el empoderamiento de las mujeres.

Y esta lógica de rebelión contra los instituido y contra la tradición, también penetró en la Iglesia a través del Concilio Vaticano II por la misma época.

Treinta años más tarde estos jóvenes estudiantes de los ’60 serían los líderes empresariales y políticos que gobernarían occidente.

Y fueron los que atornillaron el marxismo cultural a occidente.

Por lo que no les falta algo de razón a quienes dicen que Rusia es más cristiana que occidente actualmente.

Porque la serie de consagraciones imperfectas que hicieron los papas, siempre teniendo en mente implícitamente la conversión de Rusia, como pedía la Virgen, produjo el premio de que Rusia se comenzara a re cristianizar.

Mientras que los errores que Rusia esparció por el mundo se hicieron el centro de la cultura occidental.

Hoy Rusia no terminó su re cristianización porque exhibe las tendencias hegemónicas y belicistas de los soviéticos, y la ortodoxia Rusa apoya esa belicosidad.

En definitiva, todo lo que dijo Nuestra Señora en 1917 en Fátima se cumplió, empezando por los horrores que produciría el comunismo en el mundo, con las matanzas en Rusia, China, Camboya, etc., con un saldo de más de 150 millones de vidas.  

Siguiendo con la expansión del comunismo en el mundo, donde occidente es su más claro exponente.

Y la promesa de convertir a Rusia se va ha realizado de a poco, aunque la consagracion de los Papas hayn sido imperfecta. Mientras que Portugal fue preservada de las guerras y el comunismo como había profetizado.

Y hoy estamos es un momento en que Dios se apresta a terminar con la arremetida de hace más de un siglo del maligno.

Y Juan Pablo II nos dijo que deberíamos hacer en este momento, cuando en 1980 le preguntaron por el 3er secreto de Fátima. Tomó un rosario y dijo: «Aquí está el remedio contra este mal. Oren, oren, y nada más pidan. Dejen todo lo demás a la Madre de Dios».

He aquí cómo el comunismo fue el plan de maligno que tuvo más éxito en estos siglos y cómo se instaló férreamente en occidente. 

Cfr. https://forosdelavirgen.org/errores-esparcidos-rusia-recristianizacion/

sábado, 26 de marzo de 2022

- La Consagración a María en Quito, Ecuador

 
         La Imagen del Corazón Inmaculado de María con las banderas de Rusia y Ucraina unidas
Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María en la Catedral de Quito, Ecuador, pidiendo por la Paz en Rusia y Ucraina.

La tarde del dia 25 de marzo 2022, Fiesta de la Anunciación, ha tenido lugar el Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María en la Catedral de Quito, pidiendo por el fin de la guerra entre Rusia y Ucraina, siguiendo el pedido de la Virgen María que en Fátima dijo: “Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados”, tal y como anunció Nuestra Señora a los pastorcitos en las apariciones de Fátima el 13 de julio de 1917, según declaró una de las videntes, Lucia. “Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”.

.             El Arzobispo de Quito saluda al Presidente de la República y a su esposa

En la catedral de Quito el solemne acto de Consagración fue presidido por el Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador Alfredo José Espinoza, junto con el Nuncio del Papa en Ecuador, arzobispo Andrés Carrascosa, y el Obispo Auxiliar de Quito Danilo Echeverria.

 Los Obispos presentes esperaron en la puerta de la Catedral la llegada del Presidente, Vicepresidente y ministros del Gobierno Nacional del Ecuador, a quienes saludaron e invitaron a entrar y tomar asiento en lugares de preferencia.

El arzobispo de Quito, acompañado del Nuncio del Papa y del Obispo auxiliar, saluda cordialmente al Presidente de Rapública de Ecuador a su llegada a la Catedral Primada del Ecuador
Estuvieron presentes en el acto el Presidente de la República del Ecuador, Excelentisimo señor Guillermo Lasso acompañado de su esposa, el Vicepresidente de la República, el Canciller y otros ministros del Gobierno nacional. También estuvieron presentes, el Cuerpo Diplomático acreditado en Ecuador y los embajadores, especialmente presentes el Embajador de Rusia y el de Ucraina.
     El Presidente de la República y su esposa, en la Catedral de Quito, a la izquierda el Vicepresidente

Junto con los tres Obispos principales, concelebramos un amplio grupo de sacerdotes, el Rector del Seminario y todos los seminaristas del Seminario Mayor Diocesano de San José de Quito.

Se acompaña aquí el video de la Solemne celebración mariana realizada en la Catedral de Quito.: https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=3250069028556242

El Papa Francisco ha invitado a todos los obispos, y fieles a unirse, y se han ido publicando en muchos países la adhesión de las conferencias episcopales e incluso recientemente la del Papa Emérito Benedicto XVIEl Santo Padre subrayó que esta consagración “quiere ser un gesto de la Iglesia universal, que en este momento dramático lleva a Dios, por mediación de la Madre suya y nuestra, el grito de dolor de cuantos sufren e imploran el fin de la violencia, y confía el futuro de la humanidad a la Reina de la paz”. 

              La Imagen de la Virgen de Fátima en su Capilla de la Aparición en Fátima (Portugal)

El Papa pidió también que se unan a este acto de consagración “los sacerdotes, religiosos y demás fieles”, rezando “en los lugares sagrados, para que el Pueblo santo de Dios eleve la súplica a su Madre de manera unánime y apremiante”.

               Imagen de la Virgen María de Fátima en la procesión, rodeada de miles de fieles

El repliegue ruso, el mismo dia 25 de marzo 2022

En la video transmisión de esta jornada de Consagración de Rusia y Ucraina al Corazón Inmaculado de Maria, el presentador me hizo una pregunta que más o menos giraba a si todo esto serviría para algo. 

Y cuando yo llego a la oficina de ZENIT en Roma, me encuentro con una noticia: Rusia decidió la tarde de este 25 de marzo replegarse en la zona oriental de Ucrania, concretamente en el Donbás tras “haber finalizado con éxito la primera fase de su operación”. 

O en otras palabras: al menos por alcance, es el inicio de una desescalada, pues esto supone el repliegue. Todo parece indicar que mientras nosotros estábamos atentos a lo que pasaba en la basílica (y en Fátima), María estaba haciendo su trabajo en otras latitudes de la geografía interior de los responsables de esta guerra.

                                Imagen del Corazón Inmaculado de María, en Fátima (Portugal)

De la oración de Consagración al Inmaculado Corazón de María:

Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti.

El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.

Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania.

Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El «sí» que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará.

A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.

Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios.

Tú que eres «fuente viva de esperanza», disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén.