El año 1917 (año de las Apariciones de la Virgen en Fátima) fue agitado para Rusia. Además de combatir en la Primera Guerra Mundial, el país experimentó dos guerras civiles conocidas como la Revolución de Febrero y la Revolución de Octubre. La primera condujo a la creación de un gobierno provisional que resultó inestable. Después, entre el 24 y 25 de octubre, a menos de dos semanas después de la última aparición de la Virgen de Fátima, la segunda revolución dio lugar a la creación de la Unión Soviética.
En los años siguientes Rusia amplió su esfera de influencia exportando su ideología comunista a varios países y martirizando a un gran número de cristianos.
Tras la consagración al Inmaculado Corazón de María realizada por el Papa San Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro en 1984, se derrumbó en primer lugar el bloque soviético en 1989 y luego la propia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), a consecuencia de diversos factores sociales, políticos y económicos.
El mismo Papa San Juan Pablo señaló: "¿Y qué diremos de los tres niños de Fátima que, de repente, en la víspera del estallido de la Revolución de Octubre escucharon: ‘Rusia se convertirá’ y ‘Al final, mi [Inmaculado] Corazón triunfará"? Ellos no pudieron inventar tales predicciones porque no sabían lo suficiente acerca de historia o geografía, y mucho menos de los movimientos sociales y la evolución ideológica y, sin embargo, sucedió tal como lo habían dicho". (Cruzando el Umbral de la Esperanza, pg. 131)
Seis años antes San Juan Pablo II hizo alusión a su contenido. Inmediatamente después meditó sobre la caída del comunismo en relacionándolo con Fátima y escribió: "Tal vez este es el motivo por el que el Papa fue llamado de un ‘país lejano’, tal vez porque era necesario que el intento de asesinato se haga en la Plaza de San Pedro, precisamente el 13 de mayo de 1981, en el aniversario de la primera aparición en Fátima, de modo que todo podría ser más transparente y comprensible, para que la voz de Dios que habla en la historia humana a través de los ‘signos de los tiempos’ pueda ser más fácilmente audible y comprensible". (Cruzando el Umbral de la Esperanza, pg. 131-132)
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