En 1917 el lugar llamado Fátima no estaba
en ninguno de los mapas del mundo. Pero allí aconteció algo muy especial, tres
niños ven y reciben un Mensaje de la Virgen. Lo que en Fátima se da a conocer
es que “Dios siempre está presente en la historia humana”.
Precisamente en 1917 en Portugal se vivía una
situación política en la que claramente se decía que: “Dios no está presente en
la historia humana“. También en esta época, todos los estudios académicos, la filosofía,
los intelectuales seguían el positivismo, la ilustración y todos defendían que “Dios
ya no existía, que el hombre no necesita a Dios”. Fátima vino a decir todo lo
contrario: Que Dios continúa presente y activo en la Historia humana.
El 13
de Mayo de 1917 en Rusia, en la actual San Petersburgo, los alumnos en un colegio cuando una profesora Alejandrina
(sabemos el nombre) está dando clase de catequesis, está enseñando a los niños, de pronto irrumpen las tropas de Lenin y es proclamado a los cuatro vientos
desde aquel colegio que “Dios ha muerto”, que “el cielo no existe, que Dios no
existe”. Y aquella ciudad de Rusia la llamaran Leningrado. Y debemos darnos
cuenta de que cuando en una parte del mundo se niega la existencia de Dios y se
afirma que el cielo no existe, entonces se “rasgó el cielo” y bajó del Cielo, a
esta tierra bendita de Portugal, la Señora del Mensaje; cuyas primeras palabras
a los tres niños fue decirles: “No tengáis miedo, vengo del Cielo”; es
decir, en el mismo dia y en la misma hora que allí (Rusia) se negaba la
existencia del Cielo, aquí en Fátima bajaba del Cielo la Señora llena de Luz,
la Madre del Salvador.
Y la Virgen da a los tres niños de Portugal
un Mensaje especial a transmitir a los demás, un Mensaje en el que podemos
descubrir la certeza absoluta de que Dios está siempre presente en la historia
humana. En este Mensaje podemos considerar como fundamental la convivencia
humana entre todos los hombres como hermanos.
En 1917 se vivió por primera vez en el mundo
una gran guerra: la ‘Gran Guerra’: o sea, la Primera guerra mundial; y lo que
hace Fátima es vivir un acontecimiento extraordinario para proclamar que los
seres humanos pueden llevarse bien unos con otros, que pueden convivir y
alcanzar el don de la Paz. Esto es lo que la Virgen dijo a los tres niños: “que
la paz es posible y que para ello se rezara el rosario, precisamente para
encontrar esta paz”. La Paz es Jesucristo, y obviamente lo que la Virgen nos
dirá es que se trata de seguir las enseñanzas de Jesucristo.
La Iglesia cree que las Apariciones de Fátima
son un indicador claro de la presencia de Dios en la historia humana. Los tres
niños ven a la Madre revestida de una radiante luz, de la Luz de Dios y dicen “que
la luz les envolvía y les daba una fuerza particular para ser discípulos de
Jesucristo”.
El Mensaje de Fátima tiene unas consecuencias
sobre la acción humana, sobre la vida cotidiana. Una de las grandes referencias
es encontrar la paz, otra es la presencia de Dios en la historia humana, otra
es la solidaridad de las personas unas con otras y descubrir que “lo que hago
en la vida cotidiana puede influir en la vida del prójimo, que puede incluso
influenciar en la vida de aquel que no esté viviendo en este momento o de los
que vivirán siglos después”.
Un ejemplo especial lo tenemos en Jacinta, la
niña que ahora va a ser proclamada santa, ella tenía un cariño especial por el
Papa y entre 1917-1920 rezaba mucho por el Papa. Cuando el año 2000 Juan Pablo
II llega a Fátima agradece a Jacinta las oraciones que hizo por el Papa, y dice
que su vida también fue posible gracias a las oraciones de Jacinta. Y esta
solidaridad en la oración, en los vasos comunicantes entre los que creen en
Cristo, de los que creen en Dios también está muy presente en Fátima y esto lo
vemos como una verdadera intervención de Dios en la Historia humana.
Hay otra forma de intervención de Dios que
tenemos en el Mensaje de Fátima, lo vemos también en la política; nuestra forma
de vida puede condicionar las opciones que tenemos e incluso, si estamos
condicionados por la política, podemos vencer el miedo y ser libres. Por
ejemplo, en lugares donde está prohibido creer en Dios, el Mensaje de Fátima es
una fortaleza para estas personas. La Virgen María cuando muestra su Corazón
Inmaculado dice a Lucía que “el Corazón de María ha de ser el refugio de Lucía
y ha de ser un camino que ha de llevar a las personas hacia Dios”.
Otro reflejo importante del Mensaje de Fátima
es la solidaridad en la oración de los pecadores y lo vemos en la forma de
escribir la hermana Lucía en sus Memorias, y en palabras del papa actual podríamos
decir: “solidaridad con aquellos que se encuentran en las periferias de la historia
humana, así los que están apartados de Dios, con nuestra oración, pueden ser
llevados a Dios e impedir que sean condenados eternamente. Los niños de Fátima
vieron el infierno “con el fin de orar para aquellos que están lejos de Dios y
para que puedan tomar el camino de Dios y no caer en la condenación eterna”.
Fátima nos habla del Evangelio en puntos
importantes muy particulares. En el Mensaje de Fátima hay una dimensión
eclesial, así la pequeña capilla de las apariciones es una imagen, metáfora de
lo que es el Templo de Dios, y se pide a los peregrinos cuando vienen a Fátima
que formen en solo cuerpo alrededor del mismo altar y que esta reunión muestre
el ‘Cuerpo de Cristo’ presente en la Iglesia, presente en el mundo.
En 2010 el Papa Benedito XVI vino a Fátima y
dijo: “La misión profética de Fátima no está acabada...En 2017,
será el centenario de las apariciones... impulsemos el anunciado triunfo del
Corazón Inmaculado de María". Vemos como el Papa
nos dice que
“las profecías de Fátima están abiertas al futuro“, o sea que, no eran algo de
hace cien años–como se creyó-, sino que están abiertas al futuro.
Y en
este tiempo que vivimos, tiempo muy especial, las palabras de la Virgen en el
Mensaje dado a los niños nos está diciendo que debemos centrar nuestra vida en
Jesús, en la Eucaristia, en la oración; en rezar y reparar. Reparar en
adoración ante Jesús Eucaristia…reparación e intercesión.
Cuando Benedicto XVI estuvo en Fátima dijo
esta hermosa expresión: “cuando estaba en Fátima, lo que en este lugar santo
viví, fue un renovado Pentecostés” “la Virgen María estaba en el centro y todos
los discípulos de Cristo estaban a su alrededor celebrando la misma fe, unidos
en la misma oración, viviendo el mismo Señor”
La Santísima Trinidad envió aquí a la Santísima
Virgen Maria y tanto en 1917 como hoy,
María es la enviada para
llevarnos a Jesús, para volver a Dios.
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