En estos cien
años que han pasado desde que la Virgen se apareció a tres niños, se podría
afirmar que se han cumplido algunos de los mensajes que Ella quiso confiar a
Lucia, Jacinta y Francisco. Prueba de ello son los millones de personas que han
acudido a rezar a este recinto sagrado. Fátima se ha convertido en un
conmovedor foco de oración al que acuden personas de los cinco continentes:
desde Corea del Sur a Argentina, desde Ucrania a Filipinas, desde Suecia a
Sudáfrica. Además, es una experiencia común entre los visitantes la paz que
experimentan nada más entrar en el recinto y caminan por la explanada. Surgen
de modo natural entonces las ganas de rezar ante la Virgen.
Han transcurrido cien años desde que la Virgen se apareciese a tres
niños en Fátima. En este tiempo (1917-2017) el mundo ha sufrido grandes
convulsiones: la Revolución Rusa, dos guerras mundiales, guerra civil en
España, la caída del comunismo, ataques a la vida... La Virgen del Rosario de
Fátima, que se apareció seis veces en 1917, siempre rodeada de una gran luz, se
mostró cuando gran parte de estos sucesos estaban germinando. Y en estos cien
años, la luz de la Virgen de Fátima no ha dejado de alumbrar ni al mundo ni a
la Iglesia.
Otra prueba del cumplimiento de los mensajes marianos
puede observarse en incontables conversiones personales, en los milagros
físicos, así como en la Consagración del mundo al Corazón de María, la
extensión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de
María, etc.
Fátima es un foco de oración que ha llenado de
luz a tantas personas. En la historia de las apariciones, la luz es una
constante en los relatos. Los videntes de Fátima coinciden en ver en todas las
apariciones una luz que se acerca: primero es un Ángel, luego, la Virgen. La
Señora se despide con el milagro de la danza del sol en octubre de 1917.
Pensamos que este siglo que ha transcurrido, bien podría definirse como cien
años de luz, una luz que guía al mundo en todo momento y pase lo que pase: dos
guerras mundiales, una guerra fría, la caída del comunismo, la Iglesia
perseguida, ataques a la familia, desprecio de los derechos humanos y la
dignidad humana, pisoteada. Esa luz es la Virgen, que siempre –la historia de
las apariciones anteriores a Fátima lo confirma– se manifiesta a personas
humildes, de condición y de corazón.
Los obispos
portugueses han publicado a finales de 2016 una carta pastoral con motivo del
centenario de las apariciones, «Fátima,
señal de esperanza para nuestro tiempo». En ella destacan: «El mensaje de Fátima nos muestra una
experiencia permanente y universal: el enfrentamiento entre el bien y el mal
continúa en el corazón de cada persona, en las relaciones sociales, en el
ámbito de la política y la economía, dentro de cada país, y a nivel internacional.
Cada uno de nosotros tiene el reto de responder a la llamada de Dios para
combatir el mal del hombre interior, para entender el significado de la
conversión y del sacrificio por los demás, como lo hicieron los tres
pastorcitos, en su pureza e inocencia»
*"Cien años de luz Fátima, un foco de paz desde 1917", Darío
Chimeno y José María Navalpotro, 2017 © Ediciones Palabra, S.A., 2017
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