“Jesús como Sumo Sacerdote
ha recibido una unción. ¿Y cuál ha sido esta unción? La carne de María con la
obra del Espíritu Santo. Y el que blasfema sobre esto, blasfema sobre el
fundamento del amor de Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema
sobre el sacerdocio de Cristo.
En esta
ocasión, el Papa Francisco reflexionó durante la homilía en la Misa matutina sobre el sacerdocio de Cristo (comentó las lecturas del dia:
Hebreos 9, 24-28 y Marcos 3, 22-30) y aseguró que la persona que blasfema está
cerrada al perdón de Dios.
Francisco
recordó que mientras los sacerdotes de la Antigua Alianza tenían que ofrecer
cada año sacrificios, “Cristo se ofrece a sí mismo, una vez para siempre, para
el perdón de los pecados”. Así “nos ha llevado al Padre”, “ha recreado la
armonía de la creación”.
El Papa
también recordó que Jesús “ora por nosotros”. “Mientras nosotros rezamos aquí,
Él ora por nosotros, por cada uno de nosotros”.
“Cuántas veces, en efecto, se
pide a los sacerdotes que recen porque sabemos que la oración del sacerdote tiene
una cierta fuerza”, señaló. Otra “maravilla” es cuando Cristo regrese para
“hacer el Reino definitivo”.
Existe esta maravilla, este sacerdocio de Jesús en 3 etapas:
en la que nos perdona los pecados, una vez, para siempre; en la
que intercede ahora por nosotros; y la que sucederá cuando Él vuelva”.
“Nosotros
sabemos –continuó– que el Señor perdona todo si nosotros abrimos un poco el
corazón. ¡Todo! Los pecados y también todas las blasfemias que dirán, pero
quien blasfema contra el Espíritu Santo no será perdonado en eterno”.
A este
punto, el Papa explicó que la “blasfemia es imperdonable”. “Jesús como Sumo Sacerdote ha recibido una
unción. ¿Y cuál ha sido esta unción? La carne de María con la obra del Espíritu
Santo. Y el que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de
Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio de
Cristo.
‘Pero que
malo el Señor, ¿no perdona?’. ¡No! ¡El Señor perdona todo! Pero quien dice
estas cosas está cerrado al perdón. ¡No quiere ser perdonado! ¡No se deja
perdonar!”. “Esto es lo feo de la blasfemia contra el Espíritu Santo: no
dejarse perdonar, porque reniega de la unción sacerdotal de Jesús, que ha hecho
el Espíritu Santo”. Y “no es porque el Señor no quiera perdonar todo, sino
porque este está tan cerrado que no se deja perdonar: la blasfemia contra esta
maravilla de Jesús”.
Por último,
el Papa manifestó: “hoy nos hará bien durante la Misa pensar que aquí en el
altar se hace memoria viva, porque Él estará presente ahí, desde el primer
sacerdocio de Jesús cuando ofrece su vida por
nosotros; está también la memoria viva del segundo sacerdocio porque Él orará
aquí; pero también, en esta Misa –lo diremos después del Padrenuestro– está el
tercer sacerdocio de Jesús, cuando Él regresará y la esperanza nuestra de la
gloria”.
“Pidamos
al Señor la gracia de que nuestro corazón no se cierre, que no se cierre jamás
a esta maravilla, a esta gran gratuidad”, terminó.
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