lunes, 26 de noviembre de 2018

- El marxismo y el comunismo siguen atacando


“…el bacilo marxista infectó todo el discurso intelectual occidental y hoy las universidades de ciencias sociales son, con escasas excepciones, meras escuelas de adoctrinamiento marxista…Basado en la agresividad reivindicativa de minorías, política de género, inmigración liquidadora de identidades europeas, destrucción de tradiciones y anclajes culturales y afectivos e imposición de su agenda. Se combate toda discrepancia con su arma letal de la corrección política y la más brutal intolerancia. Y todo asumido con ceguera suicida por las fuerzas políticas moderadas”…
EL 3 de junio de 2008 y a iniciativa del escritor, disidente y presidente checo Vaclav Havel, una de las máximas referencias morales de Europa desde la II Guerra Mundial, se publicaba la «Declaración de Praga» que instaba a tratar al comunismo igual que a la otra ideología criminal, el nazismo. Pero en los círculos políticos, mediáticos y culturales de la Europa occidental muchos no querían asumir la muy clara equiparación asesina de ambas ideologías. Había razones. El nazismo había sido derrotado sin paliativos. Pero el comunismo había logrado, incluso tras la caída del muro, una eficaz metamorfosis para evitar la catástrofe histórica que muchos creyeron consumada. En el Tercer Mundo lo logró con su vertiente indigenista y antiimperialista del Foro de Sao Paulo.
El marxismo, hundido como proyecto ideológico práctico por sus sangrientos y criminales fracasos en todo el mundo, había cambiado de formas de actuación, simbología y estrategia. Pero manda.
Aquellos intelectuales que, con Marcuse, se lo habían llevado antes de la guerra a «tunearlo» en universidades norteamericanas, para los años sesenta ya estaban en Europa de vuelta iniciando el asalto a las universidades. Aquella Escuela de Frankfurt se convirtió después con Habermas y los suyos en el bacilo marxista que infectó todo el discurso intelectual occidental y elaboró el nuevo discurso multicultural y antiplural, antioccidental que ha vaciado las resistencias del sistema de valores de la sociedad abierta. Hoy las universidades de ciencias sociales son con escasísimas excepciones meras escuelas de adoctrinamiento marxista. Basado en la agresividad reivindicativa de minorías, política de género, inmigración liquidadora de identidades europeas, destrucción de tradiciones y anclajes culturales y afectivos e imposición de su agenda. Se combate toda discrepancia con su arma letal de la corrección política y la más brutal intolerancia. Y todo asumido con ceguera suicida por las fuerzas políticas moderadas.
Los esfuerzos de probidad e integridad intelectuales de Havel y tantos heroicos resistentes a nazismo y comunismo son historia. Y la mediocridad socialdemócrata ha aceptado la supremacía del discurso neomarxista que combate con fiereza tanto la verdad histórica como todo intento de cuestionar su hegemonía. Quien lo haga es tachado de nazi o ultraderechista. Individuos, grupos o gobiernos que intentan buscar vías alternativas son aislados, difamados, acosados.
Aquí en España lo tienen aun más fácil. La miserable Ley de Memoria Histórica de Zapatero es un crimen contra la verdad histórica y contra la integridad de la sociedad española. Los españoles son obligados a nutrirse de mentiras convenientes para las fuerzas totalitarias que perdieron la guerra y quieren revancha contra todo el que no se doblegue. Aun así, hay motivos para la esperanza para quienes creen en el hombre libre como imagen de Dios y en la fuerza del espíritu que tantas veces ha salvado a Occidente de esclavitudes como la que amenaza al final de este nuevo experimento con humanos. Miren a los ojos a sus seres queridos y sentirán que somos capaces de superar esta hora estelar del oprobio y la vileza. Como tantos anteriores.
 Extractos del artículo “Horas estelares de la vileza” de HERMANN TERTSCH, publicado en ABC 01.08.17


viernes, 23 de noviembre de 2018

- Esto hace el comunismo


En la Rusia millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de los crueles actos y políticas del régimen totalitario. La Gran Hambruna de 1932-1933 en Ucrania en que perdieron la vida de 7 a 10 millones de inocentes, fue una tragedia nacional para el pueblo de Ucrania. Esto hace el comunismo a los pueblos. Esto hicieron los comunistas a Ucrania. Hoy lo recordamos.
El instrumento fue el hambre.
La primera etapa de la destrucción del campesinado ucraniano fue entre 1929 y 1930 a través de deportaciones masivas a Siberia y al norte de Rusia. La segunda parte comenzó a partir de 1930 y condujo a la hambruna de 1932-1933 que se conmemora en estos días. Se habilitó a los cuadros del partido bolchevique para requisar el grano de los campos. Se impusieron a Ucrania unas cuotas de producción -siete millones de toneladas por año- que eran imposibles de alcanzar en un momento en que la agricultura de toda la Unión Soviética estaba en crisis. Entre 1930 y 1932, en toda la Unión, se pasó de 23 a 14,7 millones de toneladas. Se confiscaron las cosechas. El terror se enseñoreó de los pueblos. El partido se apropió de las casas de los campesinos. Sus habitantes fueron muertos por hambre o deportados a campos de trabajo. La ley de agosto de 1932 sobre la propiedad del Estado castigaba con la pena de muerte cualquier infracción, incluida la posesión de grano para comer. Se desplegaron vigilantes armados por los campos y el ejército Rojo controló las fronteras de Ucrania para evitar que los famélicos habitantes del campo huyeran a otras repúblicas. Se calcula que, como mínimo, unos cinco millones de campesinos ucranianos murieron de hambre, aunque hay cálculos muy superiores. Durante ese tiempo, la URSS exportaba grano.
Después del hambre, llegó el silencio.
El Holodomor quedó sepultado bajo un túmulo de propaganda, mentiras y censura. El cine soviético mostraba a Ucrania como una tierra de abundancia en que el grano crecía por doquier y sobraban alimentos. Anne Applebaum ha descrito en las páginas de The Atlantic Monthly el férreo control que existía sobre los corresponsales extranjeros, aunque hubo periodistas como Gareth Jones que se atrevieron a publicar lo que Stalin y los bolcheviques estaban haciendo a los campesinos ucranianos. Los informes sobre el hambre en los pueblos que responsables del partido iban remitiendo a Moscú se mantenían en secreto. Los archivos demográficos y los censos de 1937 y 1939, que fueron materia clasificada hasta los años 90, revelan, como cuentan los autores de “El libro negro del comunismo”, cómo “cerca de 40 millones de personas fueron afectadas por el hambre o la carestía”. En las regiones más afectadas, como la zona rural alrededor de Járkov, “la mortalidad entre enero y junio de 1933 se multiplicó por 10 en relación con la media: 100.000 fallecidos en junio de 1933 frente a 9.000 en junio de 1932. No debe sorprender que el disidente Andrej Sajarov hablase de la “ucranofobia de Stalin”. Sin embargo, los soviéticos negaron todo lo que estaba sucediendo so pretexto de que era propaganda capitalista.
No obstante, los testimonios de los diplomáticos, los testigos y algunos extranjeros que pudieron visitar Ucrania no dejan lugar a dudas sobre la realidad de la hambruna que asoló el país ni sobre la voluntad de emplear el hambre para quebrantar la resistencia a la colectivización y al dominio soviético.
Sólo a partir de los años 1990 pudo el mundo conocer en toda su extensión la magnitud de la hambruna. El 24 de octubre de 2003, los representantes de 24 países, entre ellos Ucrania, la Federación de Rusia y los Estados Unidos de América, firmaron una declaración conjunta dirigida al Secretario General de Naciones Unidas en la que decían:
En la ex Unión Soviética millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de los crueles actos y políticas del régimen totalitario. La Gran Hambruna de 1932-1933 en Ucrania (Holodomor), en que perdieron la vida de 7 a 10 millones de inocentes, fue una tragedia nacional para el pueblo de Ucrania. Al respecto, señalamos las actividades realizadas en observancia del septuagésimo aniversario de esta hambruna, en particular las organizadas por el Gobierno de Ucrania.
Al honrar el septuagésimo aniversario de la tragedia ucraniana también rememoramos a millones de rusos, kazakos y representantes de otras nacionalidades que murieron de inanición en la región del río Volga, el Cáucaso septentrional, Kazajstán y otras partes de la ex Unión Soviética a resultas de la guerra civil y de la colectivización forzosa, que dejaron profundas cicatrices en la conciencia de las generaciones futuras.
Cada 24 de noviembre, en Ucrania y en las comunidades ucranianas de todo el mundo se conmemora el Holodomor: la hambruna provocada entre 1932 y 1933 por el régimen soviético para destruir la resistencia ucraniana a la colectivización. Este exterminio del campesinado fue acompañado por otras medidas como la persecución de los intelectuales ucranianos no comunistas. Éstos fueron considerados “burgueses nacionalistas” mientras que a los campesinos se los tachó de “clase explotadora”. Unos y otros debían ser erradicados para asegurar el triunfo del proletariado a través de la colectivización masiva.
Esto hace el comunismo a los pueblos. Esto hicieron los comunistas a Ucrania.
Hoy lo recordamos.
Ricardo Ruiz de la Serna, 24 noviembre 2018



sábado, 10 de noviembre de 2018

- Relación entre la Virgen de Fátima y la revolución rusa


El pasado 7 de noviembre se cumplieron 101 años de la revolución rusa de 1917, con la cual los bolcheviques liderados por Lenin tomaron el poder y que culminó con la creación de la Unión Soviética y la expansión de la ideología comunista por el mundo.
Pero este hecho está vinculado a las apariciones de la Virgen María en Fátima (Portugal), y en las que la Madre de Dios pidió explícitamente que se rezara por Rusia.
Los periodistas Darío Chimeno y Josemaría Navalpotro, autores del libro “Cien años de luz. Fátima un foco de paz desde 1917”, aseguraron el año pasado en entrevista concedida a ACI Prensa que “para un no creyente, para un racionalista cerrado a lo sobrenatural, sí podría tratarse de una mera coincidencia de fechas”.
Pero ambos periodistas precisan que “las apariciones de Fátima, con su mensaje, y la Revolución Rusa no son coincidencia. Los cristianos vemos la mano de Dios en todo. Pero en este caso, además, es muy evidente”.
 “El mundo estaba en plena Guerra Mundial y las consecuencias de esta contienda sangrienta tuvieron su repercusión en las siguientes décadas, empezando por la misma revolución en Rusia. En ese contexto, la Virgen, que es Madre, se aparece con un mensaje de aviso de un gravísimo peligro para la humanidad que llevaba consigo que muchas almas podían ir al Infierno. Como desgraciadamente hemos comprobado, en la historia, el comunismo ha traído muchas calamidades. Incluso hoy se viven sus últimos coletazos”, aseguró Darío Chimeno.
Por su parte, Navalpotro precisó que la Virgen de Fátima pide a los videntes “que recen por la conversión de Rusia, que en esos momentos estaba a punto de ser engullida por el monstruo comunista”. Este pedido es porque “la Virgen se implica en la historia humana de una manera directa”, afirmó.
Por eso Chimeno recordó que “la Virgen pidió claramente que Rusia se consagrara a su Corazón Inmaculado en julio de 1917. Y el 13 de junio de 1929, a Sor Lucia, volvió a decirle lo mismo: ‘Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los obispos del mundo, la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir reparación’”.
“Quizá algunos, con menos perspectiva pueden minusvalorar el peligro que supuso el comunismo. Pero es la ideología que más víctimas ha causado en el siglo XX, en cuanto a daños físicos cuantificables (asesinatos, guerras, torturas, deportaciones, cárceles…) y, más difícil de cuantificar, en daños espirituales. En su mensaje, la Virgen quería alejar el peligro que suponía el comunismo”, aseguró el periodista.
En ese sentido, Chimeno destacó lo significativo que era que “el mensaje de la Virgen lo tenían que entender los videntes, unos niños. En 1917, los tres niños no sabían ni qué era Rusia: ¡suponían que era una señora! En 1929, sor Lucia transmite una locución en un año en que Rusia ya era comunista, pero en sus primeros estadios”.
Aunque es imposible saber qué hubiera sido de Rusia sin la intercesión de la Virgen María, ambos periodistas coinciden en que “hacer futuribles es peligroso, pero nos gusta pensar que sí, que si no hubiera sido por la Virgen, podría haber sido mucho peor. De hecho, para muchos historiadores y pensadores la caída del comunismo no se puede explicar solo con factores humanos”.
“En alguna ocasión he oído decir a Joaquín Navarro Valls, quien fue portavoz vaticano con Juan Pablo II, que nadie en su sano juicio pensaba en los años ochenta que el comunismo soviético se derrumbaría en 1989, tras más de cincuenta años de sólida construcción. Es más, cuando uno estudia los mensajes de Fátima y lo compara con la historia, tiene la idea clara de que, gracias a la Virgen, hay más luz que oscuridad”, afirmó Navalpotro.
Además destacó un hecho que puede pasar desapercibido, pero que según Navalpotro es relevante: “Tras la Segunda Guerra Mundial, Austria queda bajo la autoridad de las potencias vencedoras. En la parte bajo dominio soviético, la presión comunista se incrementa y un grupo de fieles empiezan a rezar el Rosario en público como lo había pedido la Virgen en Fátima”.
“Se reúnen miles de personas con este fin periódicamente. Y en un momento determinado, sin razón política ni geoestratégica aparente, los rusos inesperadamente deciden irse de Austria. Eso está ahí. Que cada uno piense lo que quiera”, señaló.


viernes, 9 de noviembre de 2018

- María supera todas las divisiones


-¿Cómo surgió la idea de abordar los misterios de María?
-Es el segundo libro: «Ave María», (Romana-LEV), una visión completa de la Virgen María de. Marco Pozza (Thiene, Vicenza, 1979), teólogo, periodista y capellán de la cárcel de Padua (Italia). El primero fue una oración sobre la paternidad y este está referido a la maternidad. Son las oraciones que aprendemos de niños. Era importante volver a tomarlas; entenderlas de nuevo, desde el origen, desde su verdadero sentido. Era importante que no fuera un sentido mecánico. Hemos tratado de reflexionar sobre ello.
-¿Qué imagen de María se refleja en este libro?
-Es la imagen de una mujer con tres características: la primera, la normalidad. María es una mujer normal, como cualquier otra. La segunda, que tiene la capacidad de sorprenderse, de asombrarse. Y la tercera, que tiene inquietudes, que, como dice el Papa Francisco, esta característica forma parte de la raíz de la santidad. Soy párroco de la cárcel de Padua y debo decirle que los presos rezan a María, incluso aquellos que no rezan a su Hijo. Es una mujer que supera todas las divisiones y que es capaz de hablarle al corazón de los hombres, sean creyentes o no, ¿por qué?, porque es madre.
-¿Sería la figura de la Virgen María del año cero la misma en 2018?
-Sería la misma persona que la que nos narran los Evangelios. Es un tipo de persona que, por su modo de ser, nunca envejece, que por estas tres características ofrece un ejemplo que permite entender a las personas que pueden ser santas con el modelo de María, con normalidad.
lo que sí trasciende de lo que nos cuentan los Evangelios sobre ella es que era una mujer con criterio. Hay un pasaje en el Evangelio donde María no dice: «Soy la esclava del Señor», sino que dice: «Soy la sierva del Señor». Es decir, no es esclava, sino que está al servicio. Asume un compromiso.
-¿Cuál cree que es el papel de la mujer en la Iglesia del siglo XXI?
-Hay una cosa muy curiosa en la figura de la Virgen María que pienso que podría ser de gran ayuda hoy a la Iglesia. En las Sagradas Escrituras, cuando Dios se «aburre» de los hombres, reinicia o retoma siempre a partir de una mujer, porque la mujer tiene la capacidad de mirar más allá de la apariencia de las cosas.
¿Cuál debería ser el papel de la mujer en la Iglesia? Debería ser el mismo papel que tiene María, que es el poder ser interlocutor con su Hijo. Hoy la Iglesia añade afectividad a su discurso, que hace pasar el mensaje más eficazmente que cuando solamente se habla con el lenguaje lógico a la cabeza, predominantemente masculino. La mujer habla al corazón, y el hombre, normalmente, lo hace al pensamiento, a la cabeza. La mujer es capaz de hablar al corazón. Seguramente, este mensaje afectivo no es un mensaje lógico, por tanto no responde a los criterios de la lógica, que son más fáciles de gobernar o entender, y eso puede crear una cierta incertidumbre.
-Es el segundo libro que escribe ¿qué ha cambiado desde el «Padre Nuestro»?
-No es una entrevista, es una conversación, es algo más íntimo. Existe una sintonía mayor entre los que dialogan. Sería parecido a una conversación entre un abuelo, el Papa, y su nieto que le dice: «Querido abuelo, hace tiempo me contaste una historia. Me gustaría que me la volvieras a contar, poniéndome ejemplos y matizando las cosas para que yo lo entienda bien». Me sorprenden dos cosas de esta conversación con el Papa Francisco: la primera, que la Teología de Francisco es una Teología pegada a la realidad, de manera que habla de Dios con ejemplos cotidianos y de María como si fuera la vecina de la puerta de al lado; la segunda, que el Santo Padre no esconde las miserias que hay en la vida, en la Historia, como el drama de las Madres de la Plaza de Mayo o la presencia del Maligno en la vida, y en la Iglesia. Y también habla de la muerte, sin acritud, sin un lenguaje tenebroso, sino con serenidad. Me impresionó mucho, porque me dijo que cuando él piensa en la muerte, lo hace como algo que te obliga a poner orden en tu vida. Esa filosofía de «Vive este día como si fuera el último». Y a esto le añade la pasión y el entusiasmo de pensar: Si este fuera el último día de mi vida, ¿qué haría?, haría la cosa más hermosa, lo mejor.