En la misa de la Asunción el cardenal Cañizares ha hecho un
llamamiento a “avivar la esperanza firme” en Dios, y a “dar razones de esta
esperanza” porque, frente a las persecuciones e inseguridades, “su victoria ya
se ha dado en María”. La Iglesia es hoy, con María testigo de esperanza, camino
en esperanza y llama a la esperanza; tiene la certeza de la presencia de
Jesucristo en ella, de que Dios no la deja en la estacada, como no deja en la
estacada al hombre por la resurrección de Jesucristo”.
En su homilía ha descrito
como “muchos cristianos están sumidos hoy en una época y en una sociedad
afectadas a menudo por un oscurecimiento de la esperanza en la que tantos
hombres y mujeres parecen desorientados, inseguros, sin ánimo, sin aliento,
envueltos en una gran pérdida de la herencia cristiana, unida a una especie de
agnosticismo práctico y de indiferencia religiosa y un cierto miedo al futuro,
aprisionados en el aquí y el ahora”.
Ante esta situación, el
Cardenal ha animado a los cristianos a “dar razones de nuestra esperanza” y ha
recordado que “el Hijo que dio a luz María es garantía de la victoria, certeza
de la esperanza, y la Iglesia es hoy, con María testigo de esperanza, camino en
esperanza y llama a la esperanza; tiene la certeza de la presencia de
Jesucristo en ella, de que Dios no la deja en la estacada, como no deja en la
estacada al hombre por la resurrección de Jesucristo”.
Además, también “la Iglesia
en su peregrinar a lo largo de los siglos XX y XXI ha padecido muchas
tribulaciones, y nunca tal vez en la historia se ha visto acosada como en este
periodo”, algo que “está siendo una prueba muy severa para la Iglesia”, ha
precisado.
Sin embargo, “aunque se empeñen con ataques y persecuciones y
aunque nos empeñemos los mismos cristianos con nuestras infidelidades y
cobardías, no vencerán porque la victoria ya se ha dado y la señal y la prueba
es María, glorificada y coronada”, ha precisado.
Por ello, al celebrar hoy la solemnidad de la Asunción de la
Virgen, “se aviva en la Iglesia y en los cristianos la esperanza firme y se
siente movida a dar razones de la esperanza que le anima, aún con el martirio,
encarnación suprema y gozosa del evangelio de la esperanza”.
“Con María renace la esperanza en tomar parte en el triunfo de
Cristo sobre la muerte, ella es nuestra victoria, aquí se nos hace palpable la
esperanza, María alienta y anima nuestra esperanza en medio de tantas y tantas
dificultades y en ella encuentra la Iglesia también su gran esperanza”….(Valencia,
España,15 agosto 2017)
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