En su homilía de hoy, 13 de mayo 2021, el Cardenal Tolentino dijo: “A Fátima, nosotros los peregrinos llegamos siempre con las manos vacías. Pero de Fátima nos llevamos un sueño. Fátima nos enseña cómo se ilumina un mundo que está a oscuras. Ya sea el pequeño mundo de nuestro corazón o ya sea el corazón del vasto mundo”, dijo el Purpurado en una Misa con aforo reducido a causa de las medidas sanitarias para hacer frente al coronavirus. El Cardenal indicó que la pandemia del COVID-19 y la grave crisis “global que esta suscitó representan para todos un inmenso desafío para renacer”,
“No basta en volver a
ser exactamente lo que éramos antes: es preciso que seamos mejores. Es preciso
un suplemento del alma. Es preciso que desconfinemos el corazón”.
El Cardenal señaló
también que “en una hora de encrucijada de la historia como esta que estamos
viviendo no podemos hacer coincidir el relanzamiento de la esperanza únicamente
con el cuidado por la expresión material de la vida”.
“Sin duda es urgente
garantizar el pan y el trabajo exigente –fundamentalmente en la reconstrucción
económica– debe unir y movilizar nuestras sociedades, pero nuestras sociedades
necesitan también un relanzamiento espiritual”, agregó.
El Purpurado dijo
luego que cuando en la cruz, Cristo dice a Juan “Mujer, ahí tienes a tu hijo” y
al discípulo: “Hijo, ahí tienes a tu madre”, se genera “en ese momento una
alianza indestructible de amor: la que pasará a unir filialmente a ese
discípulo, y en él a los discípulos de todos los tiempos, a la persona de
María”.
“Mirando la cruz
podríamos pensar que Jesús estaba brutalmente confinado. Lo estaba. Pero el
verdadero desconfinamiento es el que el amor obra en nosotros. El amor es más
verdadero, más profético, el más necesario desconfinamiento”.
El Cardenal aseguró
que, en la cruz, Jesús transforma “la experiencia de crisis más extrema en una
ocasión para relanzar la vida”.
“Jesús no se conforma
al fatalismo. Al contrario, en la hora suprema de la crisis, Él empuja la
historia hacia adelante, sigue mirando al futuro, inscribe el futuro de Dios en
el atribulado presente histórico de los hombres para devolver la esperanza a
quienes se sienten cansados y oprimidos, para portar sobre sí con gran
compasión todas las heridas, para buscar reintegrar lo que se había declarado
perdido”.
También el celebrante
se dirigió a los jóvenes portugueses que se preparan para acoger la próxima
Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa en 2023.
“Les quiero decir a
partir de Fátima: en vez de tener miedo, tengan sueños. Descubran que Dios es
aliado de vuestros sueños más bellos. Osen soñar con un mundo mejor. Sientan
que el futuro depende de la calidad y de la consistencia de vuestros sueños”.
El Purpurado portugués
también señaló que “los mayores momentos de crisis fueron superados infundiendo
un alma nueva, proponiendo caminos de transformación interior y de
reconstrucción espiritual de nuestra vida común”.
“Ese es el mensaje de
Fátima: en aquel lejano 1917, con el mundo magullado en la primera guerra
química de la historia y una de las que más muertes generó. ¿Qué pidió la
Virgen a través de los pastorcitos? Oración,
penitencia y conversión. Estos son medios concretos de reconstrucción interior”,
resaltó el Cardenal.
“Gracias Señora por
hacer de este lugar una alabanza de nuestra humanidad, un laboratorio sin
puertas ni muros, siempre abierto para la esperanza”, concluyó.